Maradona llegó ayer cerca de las 18 al hotel céntrico donde se alojó el plantel de Gimnasia y fue recibido por una multitud de leprosos.
Con fuegos artificiales, banderas y cantitos, los hinchas le dieron la bienvenida anticipando algo de la locura emocionante que se vivirá hoy en el Coloso. El Diez estuvo en la terraza del hotel y desde ahí no sólo saludó sino que también se prendió en el cántico de “soy de Ñubel” agitando sus brazos y hasta bailó.
Sólo Diego y unos pocos más pueden despertar tanta pasión.
Fue un amor de primavera que duró para toda la vida. Aquel flechazo de pasión que de manera sorpresiva y revolucionaria unió para siempre a los corazones del los hinchas leprosos con el de Diego Armando Maradona, en septiembre de 1993, cuando el Diez se puso por primera vez la camiseta rojinegra en una práctica, tendrá esta noche un nuevo capítulo de una historia de adoración recíproca, que jamás contará con fecha de vencimiento.
Para el club del Parque será una de las veladas desde lo simbólico más trascendentes de los últimos tiempos, ya que volverá a pisar el Coloso nada menos que el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, la leyenda viviente de la selección argentina y todo con el plus de haber tenido un paso fugaz, pero muy intenso con la casaca leprosa.
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