¿Qué das por ganar el clásico? La pregunta puede caberle a cualquier actor del deporte, más precisamente del fútbol, en cualquier contexto de tiempo, se trate de hincha, dirigente, jugador o entrenador. Y habrá respuestas de todo tipo, siempre esperando que sean los fanáticos, justamente por su condición, los capaces de mayores sacrificios o entregas extremas en pos de ese momento de gloria extrema. Pero en Rosario esa pregunta remite a un hecho de hace más de 30 años, cuando la hizo -y se la respondió- Marcelo Bielsa en la previa de un Rosario Central – Newell’s de 1990. Aquella confesión delirante, que alimentó el apodo de Loco, aún resuena en el recuerdo de sus protagonistas.
Lo contó a El Gráfico Fernando Gamboa, interlocutor del entrenador en aquella oportunidad, aún sin salir del asombro. “La del primer clásico que nos dirigió, en 1990, fue increíble. La del 4-3 en Arroyito. Llevábamos dos días concentrados en el Liceo Militar, porque el partido había pasado al lunes por la lluvia. La mayoría dormía y yo jugaba en un pasillo al Pac Man“, contextualizó.
“’¿Cómo está? Quiero hablar de fútbol’, me dijo. ‘Bien, Profe, hablemos’, le contesté mientras seguía jugando. ‘Míreme, que le estoy hablando’. Largué todo. ‘¿Qué da por ganar el clásico mañana?‘, me preguntó. ‘Todo –le respondí- tirarme de cabeza, trabar, ser solidario’. Él me miró. ‘Más, ¿qué más?’. ‘No sé, más no se puede.?’, le pregunté yo. ‘Recién se lo dije a mi señora: si me tengo que cortar un dedo por ganar el clásico de mañana, me lo corto, total me quedan cuatro‘. Lo miré: ‘Entonces, si tenemos la suerte de ganar cinco clásicos, se queda sin la mano”. Se levantó y se fue diciendo: ‘No entiende nada, usted no entiende nada'”, redondeó aun atónito sobre el insólito intercambio previo al triunfo leproso.
El hermano de Marcelo, Rafael Bielsa, y el origen de la ocurrencia del Loco
El abogado y político dio su versión de los hechos el año pasado en Planeta 947 y no hizo más que confirmarlos: Bielsa les comentó su macabra idea a su esposa y a Gamboa, después de ocurrírsele en una charla con él.
¿Si le creí a mi hermano cuando dijo que se cortaría un dedo por ganarle a Central? Totalmente. Eran las tres de la tarde del domingo y no se sabía si se iba a jugar el partido porque llovía. Marcelo estaba en una habitación del Liceo Náutico de Funes, a oscuras, con las cortinas corridas. Daba miedo“, retrató la situación.
Y reveló el origen de semejante ocurrencia en el corazón de la concentración del equipo: “Empezamos a hablar de un amigo que teníamos, el Cali. Se había ido a Estados Unidos después de hacer una martingala, se hacía cortar un dedo o una falange para cobrar un seguro. Cuando mencionamos el tema se produjo el silencio y ahí surgió su reflexión sobre cortarse el dedo para ganar el clásico“.
Lo cierto es que Newell’s ganó y los dedos del Loco, finalmente, no quedaron en el camino. Pero lo que nunca se perdería con el tiempo fue la leyenda del actual entrenador de Leeds y su pasión por la Lepra en el lado rojinegro de Rosario.
Fuente-tyc
