El Tata Martino integra la historia grande de Newell’s. Primero desplegó su notable calidad como futbolista y fue el que más veces se puso la camiseta rojinegra. Un volante de técnica refinada, de pegada magistral y con el mapa del partido en la cabeza.
Dice la leyenda que solía jugar los dos tiempos de los partidos de local del lado de la tribuna de la visera, por la sombra que proyectaba esa graba, en tiempos en que los partidos en argentina solían jugarse siempre los domingos por la tarde. En ese oasis de la cancha encontraba un refugio para la humedad y el calor impiadoso que en verano invaden Rosario. Y desplegaba su talento.
BRILLÓ EN EL EQUIPO DE YUDICA
El Tata fue uno de los artesanos del equipo inolvidable del Piojo Yudica que obtuvo el título de la temporada 1987/88, en el que junto al Chocho Llop, Juan José Rossi y Roque Alfaro integraron un mediocampo memorable, tal vez el mejor de la historia leprosa por funcionamiento y tenencia de pelota.
También con la ocho en la espalda fue participe de la obtención de los campeonatos de la temporada 1990/1991, en aquella final emocionante ganada por penales ante Boca en la Bombonera, y en el Clausura 1992, ambos títulos de la mano del por entonces joven entrenador Marcelo Bielsa, otro prócer contemporáneo del Parque. “Bielsa me completó como jugador”, reconoció el propio Tata.
Pero el vínculo glorioso de Martino y Newell’s tuvo continuidad en el tiempo. Porque ya como entrenador mundialista con la selección de Paraguay volvió al Parque para apagar el incendio que generaba el fantasma del promedio y armó un verdadero equipazo, sostenido en el espíritu de pertenencia de sus jugadores principales para alzar el título del Torneo Final 2013. El Patón Guzmán, Gabriel Heinze, Lucas Bernardi, Pablo Pérez, Maxi Rodríguez y Nacho Scocco fueron los actores principales de esa formación que despertó el aplauso unánime del país futbolero. Este logro llevó al Tata a dirigir al Barcelona de Lionel Messi y luego a la selección argentina, donde estuvo muy cerca de ser campeón de América en dos ocasiones (2015-2016), pero Chile se impuso en los penales en ambas finales.
Martino es sinónimo de la escuela futbolística de Newell’s. De la pelota bien tratada, del respecto por el rival, de las convicciones para pregonar siempre un fútbol ofensivo y poniendo el foco en la idea de que ganar e intentar un juego limpio van de la mano. Por todo esto el Tata es un persona única en la historia leprosa.
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