El debut en las competencias internacionales de Marcelo Bielsa fue una verdadera pesadilla . El 26 de febrero de 1992, por la Copa Libertadores , San Lorenzo le ganó 6 a 0 en el estadio del Parque Independencia. Fue un sopapo futbolístico inesperado para el equipo rojinegro, que era el campeón en la temporada 1990-91 y dominada el fútbol local.
La desastrosa goleada generó una de las mejores historias de Bielsa, quizá la máxima del técnico rosarino. Indignados por el resultado, un grupo de barrabravas de Newell’s decidió ir a pedirle explicaciones “personalmente” al entrenador y para ello fueron a visitarlo en la semana.
El grupo de violentos se presentó en la puerta de la casa de Bielsa . Hubo cánticos, reproches, advertencias. Llamaron insistentemente a la puerta sin conseguir, al principio, que Bielsa los atendiera. Por unos momentos, el entrenador evitó cualquier respuesta, aceptando cómo se vive el fútbol en la Argentina y que una situación así podía producirse luego del 0-6.
Pero cuando ya habían pasado unos minutos, Bielsa se cansó y decidió enfrentarlos, con el ímpetu que lo caracteriza. El entrenador salió de la puerta de su casa, enardecido, con una granada en la mano . Encaró a los barras su particular estilo y los amenazó: “Si no se van ahora mismo, saco el seguro y se las tiro”.
El poder de convicción de Bielsa y su arma de guerra fue instantáneo: los barrabravas no podían creerlo, comenzaron a retroceder y ante un leve avance del Loco, salieron espantados. Dicen que Bielsa los ahuyento varias cuadras.
La anécdota, publicada en 2003 por el medio El Universo, de Uruguay, agrega que uno de los perseguidos dijo a la prensa rosarina: ” Podíamos esperar que saliera con una escopeta, pero nunca con una granada “.
Finalmente las cosas se tranquilizaron en Rosario y el Newell’s de Bielsa siguió su racha ganadora. En el fútbol local, obtuvo el Clausura ’92 y en la Libertadores salió primero en el grupo. En cuartos de final volvió a cruzarse con San Lorenzo, al que venció 4 a 0 en el Parque y luego igualó 1 a 1 en Buenos Aires. En la final, perdió por penales ante el legendario Sao Paulo de Telé Santana.
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