Hace 13 años, Pablo Pérez cumplió uno de los sueños de su vida: debutar con la camiseta de Newell’s. Fue un 2 a 2 entre la Lepra y Godoy Cruz, en medio de una racha interminable de partidos sin ganar del equipo que dirigía Nery Pumpido. Pocos recordarán el partido, pero el mediocampista, que en ese entonces tenía 21 años, lo tiene marcado como el comienzo de una exitosa carrera.
Al principio le costó hacer pie en primera, incluso cuando con Pablo Ma?ini como DT anotó tres goles en La Plata (empate 4 a 4 con Estudiantes en 2007), los primeros de su currículum, su único hat trick.
Tras un paso fugaz por Emelec de Ecuador, y un regreso sin lugar para jugar en el P, el puntapié de su carrera estuvo en Unión. Pérez fue figura de un equipo que logró el ascenso a primera. ¿Su técnico? Un tal Frank Kudelka. “A mí dámelo. Pablo un jugador de una jerarquía extraordinaria. Y conmigo no lo expulsaron nunca”. El actual DT leproso se ilusionaba cruzarse con Pérez nuevamente, y la dirigencia y el propio jugador le dieron el gusto.
“Estoy feliz y emocionado de volver a casa. El amor a Newell’s es algo que no se puede explicar, por eso volvemos”, fue la declaración de amor del futbolista esta semana al iniciar su tercera etapa en el Parque, de donde se fue en 2013 tras ser campeón -otro sueño cumplido-, con el elogiado y admirado equipo del Tata Martino.
Pasaron 13 años de aquel debut con la rojinegra. Y casi como en un homenaje caprichoso del destino usará la casaca 26, la misma de la primera vez. En el medio hubo una exitosa carrera, con más buenas que malas. Un paso frustrante por Málaga; tres años con títulos y algunos golpes en Boca, incluso portando la cinta de capitán y con una salida tormentosa tras la final de la Libertadores perdida en Madrid; un par de citaciones a la selección de Sampaoli que lo tuvo cerca de ir al Mundial de Rusia; muchas amarillas, forma parte de su gen; y un retorno esperado a su casa.
Pablo Pérez está de regreso. Sentido de pertenencia en estado puro. El sueño del pibe todavía tenía un capítulo más. Y estaba escrito, esta historia de amor tenía que terminar en el Parque. Newell’s, agradecido.
Fuente: elciudadanoweb.com