Newell’s se reforzó por necesidad y, sobre todo, obligación. Por apuro para engrosar el promedio del descenso, ratificar su permanencia en primera división y mantener el estatus ganado de equipo grande.
Las malas campañas de tiempos pasados lo llevó a esta situación de exigencia extrema y se encontró —por suerte o acierto— con un Frank Kudelka que tuvo puntería con los refuerzos solicitados. La prioridad era y es sumar puntos, por eso una vez más los pibes quedaron un tanto relegados y van apareciendo de a poco.
Se sabe que Newell’s es un club vendedor y necesita de transferencias para subsistir, pero cuando se llega a la clásica manta corta (si se tapan los pies se destapa la cabeza y viceversa) se debe elegir una opción. Y no había dudas de que la permanencia es el objetivo primordial. Este buen andar alimenta las posibilidades de que futbolistas de la entidad se luzcan y así la entidad pueda cumplir o acercarse a la tan ansiada y pretenciosa cifra de vender por veinte millones de dólares.
Más allá de esta situación latente, la idea de formar y vender permanece intacta. Enrique Borrelli, coordinador del fútbol juvenil e infantil leproso, le dijo a Ovación meses atrás que “el objetivo es vender en diciembre dos o tres jugadores (de las divisiones inferiores) por 20 millones de dólares, algo que sólo será posible si se logra consolidar a 4 o 5 que sean titulares en serio”. Una vara alta instalada, aunque no imposible cuando hay buenos resultados y de a poco los pibes pueden ir apareciendo en escena.
Un paso en esa búsqueda ya lo dio con la transferencia del juvenil Enzo Barrenechea, aunque para llegar a la cifra soñada aparecería difícil. Por supuesto que no imposible porque tanto Borrelli como la dirigencia leprosa consideran que tienen algunos jóvenes que podrían aportar cifras más que importantes cuando se abra el mercado a fin de año y puedan ser negociados. Jerónimo Cacciabue ya dejó de ser una promesa y es considerado un futbolista cotizado y con destino europeo. Por algo es seguido de cerca y hasta aparecieron algunos sondeos tiempo atrás.
Pero no es el único en el cual en la entidad lucen esperanzados pensando a futuro. Dentro de ese abanico que tienen a mano están Aníbal Moreno y Nicolás Castro, por citar dos de los jóvenes en los que están centradas las ilusiones para el futuro. Hay otros apellidos que el propio Borrelli tiene a mano y que considera que le darán grandes satisfacciones a la entidad si continúan y, a la vez, mejoran el presente que tienen.
También es cierto que la misión salvación no está cumplida y concluirá a mediados del año próximo, por lo tanto Newell’s deberá dar pasos firmes para no desmembrar el plantel. Por supuesto que alguna transferencia importante deberá abrochar a fin de año para conseguir saldo para los compromisos económicos de 2020 y pensar en la mejora edilicia del Coloso.
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