Y finalmente llegó el momento tan esperado por los rosarinos fanáticos del fútbol. Después de seis meses sin actividad por la pandemia de coronavirus y, a partir de la luz verde que le dio la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y el gobierno nacional a que se disputen encuentros amistosos, Newell’s volvió al Colosos para jugar con Unión.
El partido terminó empatado 1 a 1, con un gol de penal de Nacho Scocco, que volvió a lucir la camiseta rojinegra después de su paso por River. Pero el resultado es anecdótico, fue nada más que un ensayo, más que nada, para que el técnico Frank Kudelka y sus jugadores fueran calentando motores a la espera de la competencia oficial.
El estadio del parque Independencia lució una fisonomía muy distinta a la que tienen acostumbrada a la ciudad los hinchas de Newell’s. Se jugó sin público, como manda el protocolo para el regreso del fútbol, y por lo tanto no hubo previa, ni cánticos ni los clásicos vendedores de choripanes y banderas en las afuera del Coloso.
Adentro tambíén las cosas fueron muy diferentes a la vieja normalidad del folclore de fútbol. Se jugó a puertas cerradas, sin fotógrafos ni periodistas de los medios, que en caso de cubrir el acontecimiento deberían haber presentado un hisopado negativo, como lo hicieron los protagonistas del espectáculo.
Las imágenes que se vieron a través de la televisión, y que reprodujeron las redes sociales de Newell’s y de TNT Spots -el canal que transmitió el partido por codificado- no fueron distintas a las que se ven en los partidos que se disputan en Europa o en el resto de América, donde la redonda volvió a rodar hace rato.
Así fue como los jugadores llegaron al estadio cada uno con una cesta de plástico donde tenían la ropa deportiva que iban a usar en el partido, luciendo el tapabocas oficial de la lepra, y cuando se aceraba el horario de comienzo del partido los suplentes se ubicaron en las plateas con barbijo y cumpliendo la distancia social que mandan las medidas preventivas del Covid-19.
Fuente-ovacion02