A puro toque

Tener mayor tiempo la pelota no garantiza triunfos. Newell’s lo sabe y lo sufre. Superó a todos los rivales en la posesión, tanto en la Liga Profesional como en la Copa Argentina, y la cosecha fue escasa. Tampoco le dio grandes dividendos tocar una y otra vez y entregarla con precisión al pie, porque la mayoría de esas cesiones las realizó lejos de la zona de definición, donde se ganan los partidos. Mucho control de balón y efectividad en los pases se reducen a estadísticas que, cuando se ponen en contexto, dejan en claro lo intrascendente que fue el juego que desplegó el conjunto rojinegro.

Todos los equipos que enfrentó Newell’s manejaron menos tiempo la pelota. Por impericia o por convicción, como fue el caso por ejemplo de Instituto, que le cedió la iniciativa y lo superó con facilidad por 3 a 1. “La idea era replegarnos unos metros más atrás, robar y atacar inmediatamente”, comentó el entrenador de la Gloria Lucas Bovaglio. La posesión favoreció a la lepra con amplitud: 74 a 26 por ciento. El tema es para qué la tuvo, qué hizo con ella, cómo la administró. Y por el fútbol que intentó desarrollar en el estadio Mario Kempes, quedó en evidencia que no supo qué hacer con el balón y en consecuencia fue inofensivo.

Una actuación parecida tuvo en la dolorosa eliminación de la Copa Argentina frente a Claypole. Por obvias razones, el equipo de la Primera C dejó que su adversario domine la pelota. Newell’s lo hizo en un porcentaje de 64 a 36 por ciento. Un control sin sentido que le costó la derrota por 1 a 0, el primer gran sacudón que recibió bajo la conducción de Heinze, y que generó una preocupación que se incrementó luego de la presentación fallida en Córdoba.

Ni siquiera la expulsión de Willer Ditta en el segundo tiempo contra Banfield en el Coloso alteró el dominio de costumbre. Con uno menos, la lepra terminó el partido con una mayor posesión, 54 a 46. En base a la valentía y el coraje venció por 2 a 0. El desempeño del equipo fue el habitual. Salida por abajo y circulación en campo propio. Después le faltó asociación y profundidad en el último tramo de la cancha, mostró un escasísimo juego interior y se repitió en centros sin destino fijo.

A Defensa y Justicia en Florencio Varela también le manejó mucho más la pelota (61 a 39). Perdió por 1 a 0. El mismo resultado, pero en este caso a favor, en la trabajosa aunque merecida victoria frente a Vélez. Lo ganó con un gol de pelota parada, señalado por Juan Sforza, apenas una muestra de lo que le cuesta generar juego. La posesión ese día fue favorable a la lepra por 52 a 48 por ciento, igual que en el 2 a 2 del debut ante Platense en Vicente López.

 

Toques lejos del arco rival

 

“Hay que atreverse a dar 20 pases hacia atrás si es que hay que hacerlo, y cuando tengamos un jugador mejor posicionado, sí jugar para adelante”, declaró Heinze luego de la victoria sobre Banfield. El entrenador planteaba mayor paciencia antes de intentar avanzar sin un destino claro. Más allá de esa apreciación, el inconveniente del equipo es cuando progresa en el terreno. El juego se diluye y no aparecen las variantes.

Si es cuestión de dar pases, Newell’s es el séptimo equipo con mayor cantidad en la Liga Profesional, según el sitio de estadísticas DataFactory. Y nada menos que el segundo más efectivo en pases (84,2 por ciento). Pero esos toques bien dados son en sitios de la cancha donde no se resuelve nada importante. Hoyos, parado habitualmente afuera del área, Velázquez, Ditta y Sforza la reciben y la mueven entre ellos sin tener, o sin encontrar, la opción de dar el pase hacia adelante. Entonces es costumbre que Velázquez la termina revoleando o Sforza, en vez de habilitar a uno que tiene por delante, vuelve a tocar hacia atrás o al costado.

A Newell’s le falta además que se involucren en mayor medida Iván Gómez y Cristian Ferreira. Que se conviertan en receptores y sean capaces de tocar donde los espacios no abundan. Y que los marcadores de punta Jherson Mosquera y Bruno Pittón se muestren con mayor frecuencia para recibirla y triangulen con los compañeros de ofensiva.

Como eso habitualmente no sucede, cada ataque de la lepra resulta forzado y poco frecuente. Entonces, cuando se arrima al área contraria, incapaz de dos o tres toques en el último tramo, se repite en centros nada efectivos, ante la carencia de un centrodelantero de área, considerando que Jorge Recalde es mediapunta.

La posesión es una característica en la trayectoria de Heinze como entrenador. Falta que resuelva para qué la tiene tanto Newell’s.

 

Velázquez, pases sin incidencia

Un dato que resalta es que Gustavo Velázquez es el futbolista rojinegro con mayor cantidad de pases. No extraña siendo que el equipo la mueve tanto en cercanías del arco de Hoyos, y mucho menos en campo adversario.

El paraguayo es el noveno futbolista de la liga con mayor número de pases, según DataFactory. El hecho de que no haya una mayor participación, por ejemplo de los volantes, pone de manifiesto por dónde pasa mayor tiempo la pelota.

 

Gustavo Velázquez sale con pelota al pie y busca el pase.  A Newell

Gustavo Velázquez sale con pelota al pie y busca el pase. A Newell’s le falta más circulación adelante.

 

Juan Sforza, por caso, recién aparece como el 14º jugador con más pases de la liga. Y, como se manifestó, Newell’s necesita que el volante central se desprenda más de la pelota en sectores de ataque y no en defensa.

En relación a la efectividad de pases, los mejores son Facundo Mansilla, que está 9º en la liga, y Willer Ditta, 14º. Todos defensores y cuyas cesiones son la mayoría ejecutadas no en sectores de la cancha que le causen peligro al adversario.

Fuente-ovacion01

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