En 1993 cuando Diego Maradona revolucionó Rosario y todo el planeta futbolístico con su llegada a Newell’s, el plantel leproso estaba integrado, entre otros referentes, por Gerardo Martino, aquel volante exquisito que supo regar de talento y gloria el campo de juego del Parque y que luego como DT armó el equipazo que fue campeón en 2013. Justamente el Tata tiene el mejor recuerdo de aquel momento en el que cruzó su carrera profesional con el por entonces mejor jugador del mundo y con el plus fabuloso de que lo hacía en el club de sus amores.
Sobre aquel encuentro que tuvo con Diego, el Tata le confió a Ovación que: “Hoy siento orgullo de haber compartido equipo y de que se haya puesto la camiseta de Newell’s el mejor jugador del mundo en ese momento. Obviamente que poder jugar con Maradona fue algo maravilloso, inolvidable”. Fue la coincidencia de dos futbolistas extraordinarios, el histórico 8 leproso y el 10 eterno de la selección argentina.
El Tata hoy está al frente de la selección de México y por los compromisos laborales no estará la próxima semana en Rosario. Es que debe terminar de armar la lista de jugadores para la convocatoria de la próxima fecha Fifa y eso le impedirá asistir el martes al Coloso, cuando a las 19.10, Newell’s reciba a Gimnasia de La Plata, equipo que justamente es dirigido por Maradona.
Esta imposibilidad de asistir a lo que será el emotivo homenaje que le organiza Newell’s a Diego en la previa del partido con el Lobo, no impide que el Tata tenga palabras de afecto y cariño hacia Maradona, con quien justamente compartió el vestuario rojinegro cuando ambos coincidieron en 1993, en lo que fue un lapso breve, pero muy intenso, que marcó un mojón en la historia leprosa. “Siento orgullo de que Diego se haya puesto la camiseta de Newell’s”, le ratificó Martino a este diario antes de viajar rumbo a México.
El Tata junto a los otros referentes de aquel momento, entre ellos Norberto Scoponi y Juan Manuel Llop, fueron fundamentales en la llegada de Diego al Parque, ya que guardaron el secreto bajo siete llaves, mientras que el DT Jorge Solari hacía las gestiones con Ricardo Giusti para terminar de abrochar el arribo del número 10. Es que el Indio hacía entrenar al plantel a las seis de la mañana, algo que los futbolistas no entendían y los fastidiaba, hasta que el mismo Solari reunió a los referentes y les contó que lo hacía para poder viajar todos los días a Buenos Aires para convencer a Maradona. El secreto se mantuvo y la operación, que parecía una utopía, se materializó.
El milagro se concretó el 13 se septiembre de 1993, el día en que Maradona tuvo su primera práctica en el estadio de Newell’s, que todavía no había sido reformado y que fue colmado de manera espontánea por una muchedumbre que comprobó con sus propios ojos que Diego lucía los colores rojinegros.
El propio Maradona, en su libro “Yo soy el Diego” recordó ese momento: “Me acuerdo de que los muchachos me revolearon por el aire en la mitad de la cancha como bienvenida y la gente deliraba. Estaban el Chocho Llop, el Tata Martino y el Gringo Scoponi, los que sostenían a aquel equipo y habían hecho grande a Newell’s”.
El Tata, que era el capitán del equipo que por entonces dirigía Jorge Solari, no dudó en darle el brazalete a Maradona, un gesto de grandeza del número ocho. Diego y Martino jugaron por primera vez con la camiseta de Newell’s en el amistoso ante Emelec de Ecuador, el 7 de octubre de 1993. Ganó la lepra 1 a 0 con grito de Maradona, bajo la dirección técnica del Indio.
El Diez. Maradona fue ovacionado como siempre por la gente, pero no hace milagros. Por eso el tripero perdió.
El Diez. Maradona fue ovacionado como siempre por la gente, pero no hace milagros. Por eso el tripero perdió.
Y luego compartieron apenas 4 partidos oficiales en el Apertura 93, uno bajo la dirección técnica de Roberto Jesús Puppo (Belgrano 1, Newell’s 0) y tres bajo las órdenes de Jorge Castelli (0-0 con Gimnasia, derrota 2 a 0 ante Boca y 1 a 1 frente a Huracán).
Así Martino, que como jugador leproso fue campeón en los equipos de José Yudica y Marcelo Bielsa y después también pudo coronar como DT, es un testigo de lujo de aquellos días de ensueño en los que Diego jugó en Newell’s. Por ello vale la pena repasar lo que vivió junto al 10 en el Parque. Incluso se da la particularidad de que hoy el Coloso Marcelo Bielsa tiene la platea de la visera con el nombre del Tata y la popular del hipódromo bautizada como Diego Maradona. Dos talentos unidos por la misma camiseta: la rojinegra.
Fuente-ovacion03